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La ceguera del conocimiento y la violencia escolar

Profunda y justificada preocupación está produciendo la reiterada violencia al interior de los establecimientos escolares y en sus entornos. Gana terreno la impresión de que ello no es señal de un hecho puntual, sino la expresión de un problema de mayor envergadura. Coincido con lo que reza un escrito en la muralla de una escuela de la región de Coquimbo que dice: “La Escuela volverá a ser el segundo hogar, cuando la familia vuelva ser la primera Escuela”

Ante la nueva crisis, las autoridades responsables han adoptado medidas que les corresponden a sus ámbitos de competencia política y administrativas como Estado. No obstante, las medidas deben ser parte de una estrategia de solución que incorpore el máximo de las variables presentes en el fenómeno que se observa, sino de lo contrario las salidas solo proveerán cambios remédiales donde se requieren urgentes cambios generativos.

Mi punto de vista es que este problema es parte de la crisis de la educación, producto de los vacíos e incapacidad de los sistemas educativos ante la sociedad actual, donde el joven sujeto de aprendizaje es hoy día un sujeto en transición, o como diría el investigador español [1] Jesús Martín Barbero, pasó de ser un “hijo del tiempo” a un “nómade del espacio”. Antes era un sujeto que tenía un tiempo histórico – un pasado, un presente y un futuro relativamente cierto- y hoy es un sujeto que vaga en un mundo dominado por la tecnología y atrapado en el enjambre creado por las TIC , Y que de su pasado, su presente y su destino futuro solo tiene incertidumbres.

Un primer desafío es investigar qué pasa con este joven que vive interior del sistema educativo, pero no desde su relación instrumental con la educación, sino que desde una perspectiva existencial. Así lo afirma la neurocientífica británica Susan Greenfield (2009)[2], que sostiene que lo que debe buscarse en la investigación de la ciencia social es la experiencia del sujeto de “ser-en-el-mundo” más que a su “estar en mundo”. Su dimensión existencial y no solo la instrumental.

Los currículos escolares confunden los procesos
de formación humana con los procesos de capacitación

Los currículos escolares están orientados básicamente a formar a los jóvenes en esta última dimensión confundiendo dos procesos, tanto en los desarrollos pedagógicos didácticos, como en el desarrollo de habilidades psicológicas en un proceso pedagógico. Confunde los procesos de formación humana con los procesos de capacitación[3].

La formación humana es el desarrollo de una persona como sujeto capaz de ser co-creadora con otros de un espacio humano de convivencia social deseable. Por esto la formación humana, implica la creación de las condiciones que guían y apoyan a las personas en su crecimiento como un ser capaz de vivir en el autorespeto y respeto por el otro. La formación se relaciona con los aspectos ligados al desarrollo de la identidad, la autoestima y la confianza en sí mismo.

La capacitación, en cambio, es la adquisición de habilidades y capacidades de acción para un quehacer determinado, como recursos operacionales que la persona tiene para realizar sus disposiciones vocacionales y profesionales. Por esto, la capacitación consiste en la creación de espacios de acción, dónde se ejerciten las habilidades que se desea desarrollar.

Estos procesos dan forma a lo instrumental y lo valórico en la estrategia formativa y es preciso distinguir entre esas dos dimensiones.

Por un lado están las habilidades, conocimientos y competencias, que corresponden a la racionalidad instrumental, incorporada en actitudes técnicas orientadas hacia el control de procesos y, por otro lado, las motivaciones, esto es, los valores y las actitudes de una razonabilidad valórica, incorporada en actitudes de orden práctico y que remiten a la forma de establecer la convivencia social.

Ante el joven actual que enfrenta su mundo, ambas dimensiones actúan como dos núcleos de “inteligibilidad epistemológica”. El núcleo duro de la ciencia y el núcleo biológico del sujeto de aprendizaje. Las pedagogía no puede olvidar esa dualidad y por lo tanto cualquier mejoramiento educativo pasa no solo por cuestionar las ciencias duras, sino también por revisar  la metateoría que subyace a las teorías y metodologías aplicadas en educación Esto es, debe revisar el discurso pedagógico hacer del aula su espacio de acción practica.

“Estar en el mundo”
En un trabajo reciente he propuesto que se consideren la influencia que ejercen en el campo de las ciencias del conocimiento y en la forma de adquirirlo, los desarrollos de la llamada biología cibernética. He dejado planteado en este trabajo[4] que el principal desafío que enfrenta la pedagogía es el cambio de paradigma en las ciencias y su repercusión en las ciencias sociales.

Planteo que en la convergencia de la informática, la neurociencia y la lingüística se construye una nueva perspectiva unificada de los fenómenos de la percepción y las formas de adquirir el conocimiento, y que de esa manera se sientan las bases de un nuevo paradigma en la ciencia. Declaro como plataforma de observación el aporte científico del biólogo Francisco Varela. Él es quien lleva a la ciencia biológica la visión filosófica que viene de la tradición fenomenológica y que reconoce que el conocimiento se relaciona con el hecho de estar en un mundo que resulta inseparable de nuestro cuerpo, nuestro lenguaje y nuestra historia social.

El principal desafío de la pedagogía es
el cambio de
paradigma en las ciencias

En este enfoque científico el conocimiento es ontológico. De ahí que se haya dado el nombre de “giro ontológico” a este enfoque científico que muestra que los sistemas vivos operan con clausura operacional y no tienen una relación de input y output con el medio, dejando cuestionado el principio con que opera la pedagogía tradicional.

Desde el desarrollo de las ciencias biológicas y cibernéticas, Varela plantea un enfoque unificado en que utiliza la metodología de la neuro fenomenología para discutir la emergencia trasversal y la producción de sistemas distribuidos entretejidas por líneas que abarcan la relación simultánea (enactuada) cerebro-cuerpo-ambiente.

Planteo a este respecto, que este aporte da forma a la emergencia de un nuevo paradigma que tiene un carácter biocibernético social. La incorporación de estos desarrollos a la discusión sobre la crisis de la pedagogía y la educación, podría ser un aporte para superar lo que Edgar Morín llamo la “ceguera del conocimiento” .

Lo que dice Morin
Recordemos que en 1999 la UNESCO[5] encomendó a este filosofo y sociólogo francés un estudio sobre cuáles son los saberes necesarios para la educación del siglo 21. Morin discriminó siete saberes y señaló que la primera e ineludible tarea de la educación era enseñar un conocimiento capaz de criticar el propio conocimiento. Debemos enseñar a evitar, dijo, la doble enajenación: la de nuestra mente por sus ideas y la de las propias ideas por nuestra mente.

El primer objetivo de la educación del futuro, señala Morin, será dotar a los alumnos de la capacidad para detectar y subsanar los errores e ilusiones del conocimiento y, al mismo tiempo, enseñarles a convivir con sus ideas, sin ser destruidos por ellas. Afirma que «El reconocimiento del error y de la ilusión es tan difícil que el error y la ilusión no se reconocen en absoluto». Es necesario introducir y desarrollar en la educación el estudio de las características cerebrales, mentales y culturales del conocimiento humano, de sus procesos y modalidades, de las disposiciones tanto psíquicas como culturales que permiten arriesgar el error o la ilusión.

La necesidad para cualquier educación es la de despejar las
grandes interrogantes sobre nuestra posibilidad de conocer

Justamente los desarrollos de la biocibernética que tiene su origen en la segunda cibernética[6], nos muestran que este no reconocimiento de las dificultades para discriminar el error de la ilusión es debido a nuestra condición biológica y deja planteada la autonomía del ser humano desde esa condición. Esto es lo que no reconocen los actuales sistemas educativos que operan con un principio que Paulo Freire llamo “educación bancaria”, el que remite a la primera cibernética de los sistemas abiertos y que concibe el cerebro como una computadora que procesa “información” en una relación de “input y output” con su medio.

Es mi parecer que los sistemas educativos han hecho oídos sordos a este primer saber necesario para la educación del siglo 21.que nos señala Morín. Pero lo serio es que no abordar este saber en los currículos y programas educativos, no hace posible aproximamos a los otros saberes necesario para la educación de hoy. Sin su abordaje no es posible, por ejemplo, acercarnos a los saberes cinco y seis: enseñar a enfrentar las incertidumbres y enseñar la comprensión

Por eso, refiriéndose a enseñar a enfrentar la incertidumbre, Morin señala que la necesidad para cualquier educación es la de despejar los grandes interrogantes sobre nuestra posibilidad de conocer. Practicar estas interrogaciones se constituye en oxígeno para cualquier empresa de conocimiento y, por cierto, ayuda a reducir las incertidumbres. Termina enfatizando que “el conocimiento del conocimiento que conlleva la integración del “conociente”[7] (sujeto del aprendizaje), en su conocimiento debe aparecer ante le educación como un principio y una necesidad permanente”.

Finalmente señala que “debemos comprender que hay condiciones bio-antropológicas (las aptitudes del cerebro ↔ mente humano), condiciones socio-culturales (la cultura abierta que permite los diálogos e intercambios de ideas) y condiciones noológicas (las teorías abiertas) que permiten «verdaderos» interrogantes, esto es, interrogantes fundamentales sobre el mundo, sobre el hombre y sobre el conocimiento mismo. Debemos comprender que, en la búsqueda de la verdad, las actividades auto-observadoras deben ser inseparables de las actividades observadoras, las autocríticas inseparables de las críticas, los procesos reflexivos inseparables de los procesos de objetivación”.

Existe un consenso en el mundo académico que como sostiene el profesor Guy Bajoit[8] de la Universidad de Lovaina, hoy las identidades colectivas están atravesadas por las tensiones existenciales que los individuos manejan para construir su identidad personal Para hacer posible realizar su identidad personal entre otros, los individuos se comprometen en lógicas de acción social. De este modo, ellos reproducen y cambian los apremios y los sentidos culturales que estructuran sus relaciones sociales.

Una nueva pedagogía
Para asegurar que los individuos realicen las operaciones intelectuales que este ejercicio adaptativo requiere, ellos deben contar con esquemas de distinción y categorías analíticas y reflexivas que ayuden al éxito de su acoplamiento al medio. El proporcionar esos esquemas de reflexión y distinción es tarea de los sistemas educativos. En la situación actual ello requiere una revisión profunda de los currículos, para desarrollar una nueva pedagogía que ponga en el centro del su quehacer al ser humano que está en proceso de desarrollo y que tiene una percepción activa y disciplinada de su experiencia de ser- en-el-mundo.

En el espacio educativo pueden caer en el nihilismo,
acompañado de emociones de frustración, rabia y desamparo

Al no contar con este apoyo, como una especie de yo auxiliar en su fase de transición psicológica adolescente, los jóvenes en el espacio educativo enfrentando el complejo mundo que les toca vivir, pueden caer en el nihilismo que va acompañado de emociones de frustración, rabia y desamparo. Ingredientes que alimentan una conducta que luego se puede expresar en manifestaciones de violencia hacia los otros o hacia su entorno como las que estamos observando hoy.

La crisis que vivimos debiera conducir a los responsables de la gestión escolar a buscar realizar una revisión exhaustiva del sistema para que ese pueda desarrollarse como un sistema integral de formación de las nuevas generaciones. La escuela debe ser un espacio de contención donde el niño, niña o joven pueda encontrar respuesta a las peguntas que le permitan cerrar su curva de aprendizaje. El sistema le debe permitir responder a la pregona ¿que necesito saber para hacer lo que quiero saber hacer?, ¿me sirve para ello lo que estoy aprendiendo? Y finalmente ¿qué acción posible me deja a la mano el conocimiento qué estoy adquiriendo?

Inicié esta reflexión afirmando que mi punto de vista es que el problema de la violencia escolar es parte de la crisis de la educación, producto de los vacios que incapacitan a los sistemas educativos para dar respuesta a los desafíos que plantea el desarrollo de la sociedad actual. Pero capítulo aparte, merece la otra cara de este problema que tiene que ver con el modelo de familia con los valores y principios que ha generado el sistema neoliberal que se ha impuesto en la sociedad actual y que son el medio en que se forma el niño o niña que luego llega a la Escuela.

Los modelos vinculares que se han investigado muestran los déficits socio emocionales con los cuales ellos enfrentan la etapa escolar. Esta parte amerita un análisis aparte que es urgente asumir y que dejo pendiente. Por ahora adelanto que coincido con lo que reza un escrito en la muralla de una escuela de la región de Coquimbo que dice: “La Escuela volverá a ser el segundo hogar, cuando la familia vuelva ser la primera Escuela”.

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[1] Barbero J.M., “Heredando el futuro, pensar la educación desde la comunicación”, en Revista Nómadas N° 5 1996, Universidad Central, Bogotá, Colombia

[2]Greenfield S., 2005, “ID: The Quest for Identity in the 21st. Century” Barcelona Ediciones B.S.A

[3] Nisis S., Leiva j., 2022, “Legado para hoy y siempre: la obra de H. Maturana. Recuperación de las dimensiones humanas en educación.” ALTHAEA EDITORES y AMAZON, ( en prensa)

[4] Leiva C., J. ,( 2020) De la pedagogía del oprimido a la del suprimido, Primera Edición, Santiago de Chile, Editorial ALTHAEA

[5] Publicado en octubre de 1999 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO- 7 place de Fontenoy – 75352 París 07 SP – Francia

[6] Varela F., 1966 “Conocer. Las ciencias cognitivas: Tendencias y perspectivas” Ed. Gedisa Barcelona

[7] La cursiva, las comillas y el paréntesis son míos.

[8] Bajoit G., 2003, “Todo cambia” Editorial LOM Chile