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El discurso y el diálogo social y político en un contexto emergente

RESUMEN[1]
En este trabajo se abordan nuevas condicionantes para los análisis sociales y políticos que surgen de los desarrollos de las ciencias sociales en los últimos años. El propósito es  contribuir a fortalecer el diálogo social y político recogiendo resumidamente  algunos de los principales enfoques innovadores de teóricos de la filosofía, la psicología y la sociología y su mirada a la complejidad del momento histórico que vivimos. Se analizan los aportes de las posiciones post marxistas, proponiendo que no es posible determinar a priori al sujeto de la transformación social o agente de cambio.

 

¿Estamos ante la emergencia de un nuevo contexto social y político?

En una reciente publicación de Abril de este año, el profesor de filosofía de la Universidad de Barcelona, Antonio Gómez Villar[2], destacaba que el modelo neoliberal, que ha terminado por imponerse en la mayor parte del mundo occidental,  opera  como un proyecto político que ha provocado una sustancial transformación de los Estados, los modos de vida y la manera en que tradicionalmente entendíamos el trabajo y la economía. Analizando a autores pos marxistas de este periodo qué han puesto el eje de sus reflexiones en el cuestionamiento de las lógicas de la formación de identidades colectivas, afirma que ellos incorporan en estos desarrollos algunas de las perspectivas surgidas a finales del siglo 20 en las ciencias sociales.

Me ha parecido fructífero este enfoque para incorporar parte de esos desarrollos como elementos a tener en cuenta en el análisis social y político de nuestro tiempo. Nos señala Gómez Villar que hay   tres cambios en las perspectivas teóricas de finales del siglo XX que son tomadas en  cuenta por teóricos pos marxistas y que han producido impacto en los debates en el campo de las ciencias sociales y políticas del siglo XXI. Estas son:

  1. El abandono del esencialismo filosófico
  2. El nuevo papel que se le otorga al lenguaje en la estructuración de las relaciones sociales y,
  3. La deconstrucción de la categoría sujeto en relación a la constitución y formación de las identidades colectivas

Estas tres perspectivas teóricas operan simultáneamente  y están detrás y dando forma a un  nuevo contexto social emergente según estos análisis. Analizaré cada una de ellas desde el espacio del discurso de la ciencia en que es posible apreciar su aparición.

EL ABANDONO DEL ESENCIALISMO FILOSÓFICO

En cuanto al abandono al esencialismo filosófico, es posible observarlo a propósito del  avance de las nuevas miradas que posiciones  fenomenológicas[3] en ciencia  han ido abriendo para enfrentar el problema legado  por la tradición filosófica  del acceso a las cosas como tales,  más allá de enfoque idealista que parece reducirlas a representaciones dentro de la conciencia y del enfoque realista que asevera la posibilidad de un conocimiento en sí.

Richard Rorty[4] filósofo norteamericano,  es quien en esta línea de pensamiento ha abogado en favor de una perspectiva pragmática en la ciencia social,  planteando  la necesidad de superar lo que Karl Popper señaló respecto a Marx y Platón,  filósofos  realista e  idealista respectivamente..  Según él, ambos tienen un parecido en sus formas de pensar en cuanto a comprender ciertas profundas fuerzas subyacentes, fuerzas cuya dirección determinaba los destinos de las comunidades. He señalando en uno de mis escritos[5] que estas afirmaciones de Rorty lentamente emergen mostrando la aparición de un nuevo núcleo de inteligibilidad epistemológica en el que desparece la convicción de que existe algo profundo  o esencial, como el alma la naturaleza humana, o la Voluntad de Dios o las formas de la historia, que nos provee del material necesario a la gran teoría social y políticamente útil.

A cambio lo que aparece es que  en definitiva la materia prima de la ciencia social, es la experiencia humana en su doble dimensión: individual y social. Sostienen algunos científicos del campo de la neurociencia[6] que  esta experiencia no es cualquier experiencia. Las raíces del actual cambio en la orientación de la investigación de la ciencia social, entendiendo por ello los cambios en nuestras concepción  de los productos que deben buscarse y de las técnicas más adécualas para avanzar en su búsqueda, se comprenden mejor si ubicamos su origen en el cambio fundamental que se ha producido en la experiencia común de ser-en-el-mundo.

Esto pone en el centro de este cambio de orientación de la ciencia social el tema de cómo experimentan su ser, su identidad,  los sujetos en el mundo de hoy. Este cambio suele ubicarse dando forma a una  respuesta que constituye el reconocimiento del  paso de la sociedad actual  a una etapa pos moderna que abre un  espacio de transición de un modo de sociedad a otro.

Este proceso ha generado no solo una mutación  económica, ha hecho emerger al mismo tiempo, relaciones que no existían entre la economía, la política y la sociedad[7]. Asistimos al agotamiento de un modelo de sociedad y el final de un marco de inteligibilidad del mundo. Estamos en el centro de un gran punto de inflexión de la modernidad Lo que hay que enfrentar hoy es como reformular las condiciones del vínculo social y cívico en la era de la globalización.

Si la globalización produce efectos desestructurantes, es porque tiene lugar en el marco de una transformación de largo plazo de nuestras sociedades, de orden interno. Esto ha generado la crisis que vive el mundo actual que se manifiesta indisociablemente como económica y antropológica, esto es, a la vez crisis de la civilización y crisis del individuo.

Sostienen los teóricos franceses[8]  del Institutito de Estudios Políticos de Paris que esta crisis responde al encuentro simultáneo de tres fallas en la sociedad moderna. Fallan:

  • las instituciones que hacen funcionar el vínculo social y la solidaridad (crisis del Estado de Bienestar)
  • las formas de relación entre la economía y la sociedad (crisis del trabajo) y
  • los modos de constitución de las identidades individuales y colectivas (crisis del sujeto)

EL NUEVO PAPEL QUE SE LE OTORGA AL LENGUAJE EN LA     ESTRUCTURACIÓN DE LAS RELACIONES SOCIALES.,

En el debate acerca del cambio social en nuestro  tiempo se ha planteado por algunos autores la  tensión entre la condición moderna vs. la condición posmoderna de la sociedad.

No existe un consenso absoluto de que estemos pasando de una sociedad moderna a una  pos moderna. Las sociedades modernas se caracterizan por el intento sistemático de controlar y transformar el entorno físico Las relaciones sociales ligadas a la tradición, las prácticas culturales y las creencias religiosas se ven afectadas por el cambio que trae una revolución industrial impuesta por la modernidad

Parsons[9] concibe la modernidad como un proceso evolutivo en la cual los sistemas sociales gobernados por la “ley de la inercia” que los orientan hacia la estabilidad, se ven motivados debido a factores exógenos y endógenos a iniciar un proceso de diferenciación estructural”

La modernidad ha sido concebida como la sociedad en la cual se realiza el proyecto de la Ilustración, que da  centralidad a la figura de la razón y donde la compresión científica de los mundos físico y humano regula la interacción social Sin embargo, existe la sensación que lo viejo no termina de abandonarnos y lo nuevo no termina de nacer.  Esto plantea la pregunta ¿la modernidad es un proyecto fracasado o un proyecto realizado de manera incompleta?

Habermas,  dentro de las tendencias ´pos marxistas sostiene que «Lo moderno expresa la conciencia de una época que se relaciona con el pasado, considerándose a sí misma como el resultado de una transición de lo antiguo a lo nuevo» No obstante, enfatiza que es un proyecto incompleto, pero no fracasado. Sostiene que el ideal de emancipación del proyecto de la Ilustración y la modernidad se encuentra aún por realizar, no se han cumplido todas promesas de libertad e igualdad que se pueden leer en él.

Para que puedan cumplirse propone que empecemos por fundar sobre bases nuevas nuestra comprensión de la razón, del ser humano y de la sociedad. Propone en primer lugar, que terminemos con el paradigma de la conciencia, y que hagamos depender la racionalidad, ya no directamente del sujeto, sino de la intersubjetividad. Este filósofo releva así, junto  al abandono del esencialismo filosófico, la centralidad del lenguaje en la construcción social y desarrolla una propuesta sobre una pragmática del lenguaje que ha tenido enorme influencia en la ciencia social actual.

En la gran parte de la literatura sobre modernidad y posmodernidad se plantea que esta última surge como respuesta a una crisis del pensamiento moderno

Autores en la línea del pensamiento pos moderno aluden a esta crisis de la razón moderna como la clave de la nueva episteme que se abre con la posmodernidad  Esta instaló a una “Conciencia generalizada del agotamiento de la razón, tanto por su incapacidad para abrir nuevas vías de progreso humano como por su debilidad teórica para otear lo que se avecina” (Picó, 1988:13)

Esta conciencia de crisis es fruto de la perdida de fe en el Proyecto Ilustrado y sus promesas de emancipación. Gianni Vatimo[10] define la posmodernidad como una época atravesada por dos constantes: la crisis de la razón ilustrada y el fin del pensamiento de los fundamentos, que deviene tras la ruptura provocada por Nietzsche y Heidegger en el pensamiento occidental.

“Heidegger siguiendo en esta línea  a Nietzsche ha demostrado que concebir el ser como un principio fundamental y la     realidad como un sistema racional de causas y efectos no es sino un modo de hacer extensivo a todo ser el modelo de objetividad científica” (Vatimo, 1990:16)  En estos planteamientos se pueden encontrar también   las raíces del abandono al esencialismo filosófico que se observa   en las orientaciones políticas actuales.

No hay un momento preciso que marca el inicio de la posmodernidad. No hay consenso en los teóricos que la conceptualizan. Sin embargo, se reconoce al filósofo francés Jean François Lyotard el haber puesto el término en boga en 1979 con la publicación de “La condición posmoderna” Se trata de un informe sobre el estado del conocimiento en las sociedades más desarrolladas encargado a Lyotard por Conseil des Universités du Quebec de Canada

En este trabajo Lyotard considerado, exponente de la “filosofía de la praxis”, observa cual es el destino del pensamiento ilustrado al inicio del proceso de informatización de la sociedad moderna, el estado de cosas en la cultura afectada por estas transformaciones El problema central que aborda es la “crisis de legitimidad que se le presentaba a la sociedad del capitalismo tardío.

Esta crisis deriva de la “incredulidad” en la que viven las democracias ´post industriales que llevan a preguntarse que permite  hoy afirmar que una ley es justa o un enunciado es verdadero. Aquí se observa un punto de inflexión central en la tensión modernismo y posmodernismo.

Este punto se expresa con claridad en el arte, donde el posmodernismo difiere del modernismo en la actitud que asume frente a nuestra incapacidad de experimentar el mundo como un todo coherente y armonioso.

El modernismo responde ante “el inmenso panorama de futilidad y anarquía que es la historia contemporánea”, según Lyotard, con una mirada retrospectiva y nostálgica hacia un tiempo anterior a la pérdida del sentido de totalidad.

El posmodernismo por el contrario deja de mirar hacia atrás, centrándose más bien “en el poder de la facultad de concebir en su “inhumanidad”, y “en el incremento de ser y de júbilo que resulta de la invención de nuevas reglas del juego, sean éstas pictóricas, artísticas u otras”

Para Lyotard la posmodernidad surge tras la segunda guerra mundial, cuando el Proyecto de la Modernidad muestra su fracaso ante las aberraciones que se cometen en su nombre, y cae el metarrelato legitimador de la razón.  El concepto de metarrelato en este autor, muestra la importancia del lenguaje en la reformulación de la experiencia de los sujetos  en las narrativas o construcción de discursos que fundamentan sus creencias y valores.

Si las grandes nociones de la Modernidad son cuestionadas, si la razón univoca  es derrocada, dando lugar a cientos de pequeños relatos locales, el sujeto eje sobre cuya conceptualización gira la modernidad no puede seguir intacto.

Según el posmodernismo, el sujeto autoconsciente teorizado por Hegel, entendido como espíritu absoluto, al cuestionarse la objetividad y la transparencia de la realidad y el lenguaje que le servían de base, pierde el equilibrio. Este sujeto moderno toma conciencia de la inestabilidad  de sus conocimientos y sus percepciones.

“Desde ahora, habrá que vivir en la des fundamentación del pensamiento. No hay cimientos ni ejes orientadores que nos marquen por donde caminar. Vagamos por sendas perdidas (Heidegger). La razón humana tendrá que buscar y señalarse a sí misma  su hoja de rula consciente siempre de que es ella la que dirige un barco cuyo timón no obedece únicamente a la racionalidad” (J.M. Mardones, 1991)[11]

El merito de Lyotard es que conjuga en su obra la convergencia de tres movimiento culturales diferenciados que muestran el surgimiento de una posmodernidad, coincidiendo con la mayoría de los autores que abordan esta temática.

En primer lugar, algunos cambios ocurridos en las artes en el transcurso de la últimas décadas. Principalmente la reacción contra el Estilo Internacional en arquitectura. Roger Venturi[12] es uno de los principales exponentes de esta tendencia que rechaza el funcionalismo y la austeridad en favor de la heterogeneidad de los estilos

En segundo lugar, cierta corrientes de la  filosofía considerada como expresión conceptual de temas explorados  por artistas contemporáneos  Se trata de un grupo de teóricos franceses conocidos en los años sesenta en el mundo de habla inglesa denominándolos como “posestructuralistas”: especialmente Gilles Deleuze, Jacques Derrida y Michel Foucault. Aunque tienen muchas diferencias tienen en común enfatizar el carácter fragmentario, heterogéneo y plural de la realidad Niegan al pensamiento humano la capacidad de alcanzar una explicación objetiva de esa realidad Reducen al sujeto como portador de este pensamiento, a un incoherente complejo de impulsos sub y transindviduales.

En tercer lugar, la teoría de la sociedad posindustrial, desarrolladas en la sociología por autores como Alain Touraine y Daniel Bell. Según ellos el mundo desarrollado se encuentra en una etapa de transición de una economía basada en la producción masiva hacia una economía donde la investigación teórica sistemática constituye el motor del crecimiento.

Para Lyotard estas posiciones filosóficas tienen asidero objetivo en virtud de que “en la época llamada posindustrial y posmoderna” en la que “el saber se ha convertido en la principal fuerza de producción” la ciencia misma se fragmenta en un conjunto de juegos. Aquí este filosofo adopta el concepto de “juego de lenguaje” que desarrollo Wittgenstein, con lo cual introduce el nuevo papel que se le otorga al lenguaje en la     estructuración de las relaciones sociales Cada uno de estos juegos busca inestabilidades en lugar de leyes deterministas; todos buscan su legitimación, no en una gran narrativa, sino en la paralogia, la infracción de las reglas.

LA DECONSTRUCCIÓN DE LA CATEGORÍA SUJETO EN RELACIÓN A LA CONSTITUCIÓN Y FORMACIÓN DE LAS IDENTIDADES COLECTIVAS

Guy Bajoit[13],  profesor de la Universidad Católica de Lovaina de Bélgica, plantea que las ciencias sociales no pueden comprender la vida social actual si no es colocando al sujeto individual en el corazón de su búsqueda. Agrega que la vida social implica apremios del colectivo sobre los miembros que forman parte de él  que son soportables y eficaces en su adaptación,  porque para los miembros ellos tienen un sentido cultural legitimo. Concluye este académico señalando  que por la práctica de las relaciones sociales estructuradas por esas coacciones y esos sentidos, los individuos se socializan y forman sus identidades colectivas

Describe esta dinámica de interrelación entre el medio y los sujetos afirmando que para realizar su identidad personal entre los otros miembros del colectivo o grupo, los individuos se comprometen en lógicas de acción social y a través de ellas cambian los apremios y los sentidos culturales que estructuran sus relaciones sociales.

Comprometiéndose en esas lógicas de acción, señala Bajoit, los individuos reproducen y cambian los apremios y los sentidos culturales que estructuran sus relaciones sociales

En esta misma línea de pensamiento de describir  como se constituye el sujeto social  dentro del campo de la sociología, como ciencia, surgen visiones innovadoras. Es el caso de Pierre Bourdieu[14] quien desde una reflexión auto analítica de profesional como productor cultural, desarrolla un pensamiento sobre las condiciones socio histórico de posibilidad de una ciencia de la sociedad.

Plantea este científico social que en cuanto a la sociología  su tarea es “descubrir las estructuras más profundamente enterradas de los diversos mundos sociales que constituyen el universo social, así como los mecanismos que tienden a asegurar su reproducción o su transformación”

Sostiene Bourdieu que este universo social tiene la característica de que sus estructuras llevan una especie de “doble vida” Esta suerte de vida doble se da porque ellas  existen en la “objetividad del primer orden” constituida por la distribución de recursos materiales y medios de apropiación de bienes, y valores socialmente escasos, como así también en la “objetividad de segundo orden ”que actúan bajo las formas de sistemas de distinciones y clasificaciones, esquemas corporales que  operan al modo de patrones simbólicos, para desarrollar prácticas por los agentes sociales  que expresan y dan forma en  sus conductas, guían sus pensamientos y juicios e impregnan sus emociones y sentimientos.

Una ciencia social entendida como un  sistema bidimensional de relacione de poder y relaciones de significados ente grupos y clases debe necesariamente hacer una doble lectura. Este es el camino que sigue Habermas[15] con su concepto de intereses de conocimiento.  Este es el nombre que da a las orientaciones básicas enraizadas en las condiciones fundamentales de la posible reproducción y autoconstitución del género humano, es decir, el trabajo y en la interacción.  Así esta mirada plantea una doble dimensión constitutiva  de los objetos de conocimiento: la dimensión técnica y la dimensión social.

Finalmente  en este acápite relativo a observar los espacios del discurso de la ciencia donde se puede apreciar la manifestación de las tendencias a la deconstrucción de la categoría sujeto,  en relación a la constitución y formación de las identidades colectivas, se nos presenta otro dominio explicativo. Me refiero al de la biología, específicamente la llamada biología cibernética de segundo orden

De manera sintética hare referencia a los desarrollos del biólogo Francisco Varela en su enfoque llamado por él como “enfoque enactivo”,  por considerarlo una perspectiva  que converge con los desarrollos venidos del campo de la sociología que he mencionado.

Varela desarrolla el concepto “enactivo” para unificar varias ideas relacionadas: La primera es que los organismos son agentes autónomos que activamente generan y mantienen su identidad definiendo sus propios dominios cognitivos.

 La segunda, es que el sistema nervioso es un sistema autónomo: genera y mantiene activamente sus propios patrones coherentes de actividad de acuerdo a su operación como una red sensoriomotriz organizacionalmente cerrada de neuronas en interacción

La tercera idea es que las estructuras cognitivas emergen de tales acoplamientos sensoriomotrices recurrentes, de manera unitaria,  entre el cuerpo, el sistema nervioso y el ambiente.

Esta perspectiva científica cuestiona la concepción imperante basada  en la metáfora computacional, en que la mente es considerada como el software, y el cerebro y el cuerpo como el  hardware. En síntesis, los procesos sensori-motores percepción y acción, son fundamentalmente inseparables en la cognición vivida, y no están simplemente ligados en forma contingente como input/output.

Al igual que la fenomenología, el enfoque enactivo enfatiza que el organismo define su propio punto de vista del mundo. Muy próxima a esta perspectiva, desde la neurociencia, la destacada científica inglesa  Susan Greenfield[16]  afirma que “…si queremos responder a la pregunta de cómo entrar en la cabeza de alguien, como ver el mundo tal como esta persona lo ve, tenemos que abordar tres importantes temas que ponen en común al literato y el neurocientífico.

El primero, nos señala esta científica,  es el problema más obvio de las discrepancias entre las explicaciones del mundo en primera y tercera persona. Alude de este modo a como especificar la percepción de que nos da cuenta un sujeto,  en la explicación de su experiencia, ¿se refiere a su experiencia, esto es, primera persona, hace referencia a la experiencia de un otro, la segunda persona o señala un hecho del mundo, la tercera persona?;

El segundo tema es la idea de la vida como narración. Se sitúa en entender que la vida es un relato que se constituye en la reformulación de la experiencia en el lenguaje. De este modo la historia vital personal es un relato del sujeto de esa experiencia.

El tercero es la distinción entre conciencia y autoconciencia. Quizá si aquí reside uno de los pasos más complejos para un intento de hacer una construcción de cómo el otro ve el mundo. Un tema sin resolver en el terreno de la ciencia, particularmente en los estudios e investigaciones de la neurociencia,  es si la conciencia es un problema o un misterio.

He intentado poner en claro estos desarrollos que me parecen interesantes para observar que cualquier empresa de análisis del sujeto social no puede prescindir de estas aproximaciones científicas. De este modo, queda claro que no es posible determinar a priori el sujeto de  la transformación social, esto es, el llamado agente del cambio.

NOTAS

[1]  La mayor parte de los contenidos de esta articulo corresponden a desarrollos del autor en el Curso Enfoques Posmodernos en Psicología, que dicto en la Escuela de Psicología de la Universidad Adolfo Ibáñez el año 2019

[2] Gómez Villar A., 2021 “Ernesto Laclau y Chantal Mouffe: Populismo y Hegemonía” Editorial GEDISA, España

[3]  Pommier, E.,2017, “Donación de la vida y fenomenología de la percepción” Articulo Revista de Filosofía Volumen 73, Pag 231, 249

[4] Rorty R., 1998, “Pragmatismo y política” Editorial Paidos Pag.- 53, Barcelona

[5]  Leiva J., 2020 “De la pedagogía del oprimido a la del suprimido” Pag. 77,  Editorial Althaea. Santiago Chile

[6] Greenfield S, 2005 “ID: The Quest for Identity  in the 21st-Century” Ediciones B.S.A. Barcelona

[7] Fitoussi J.P. Rosanvallon P. 2006 “La nueva era de las desigualdades”, Ed. Manantial. Buenos Aires

[8] Op. Cit. Pag.14

[9] Parson T., 2018 “Teoría de la acción y la condición humana“ Editorial Centro de Investigación Sociológica-España

 

[10] Vattimo G, 1990 “En torno a la posmodernidad” Pag. 16 Ed. Anthropos, Barcelona

[11]  Mardones J.M., 1991 “Filosofía de las ciencias humanas y sociales” Editorial Fontamanara , México

[12] Roger Venturi, (1925-2018)  fue un arquitecto estadounidense, director fundador de la firma Venturi, Scott Brown and Associates, y una de las principales figuras arquitectónicas del siglo XX.

[13]  Bajoit Guy, 2003 “Todo cambia; análisis sociológico del cambio social y cultural en las sociedades contemporáneas” Editorial LOM, Chile

[14]  Bourdieu P., Wacquant L., 2008 “Una invitación a la sociología reflexiva” Editorial Siglo XXI Argentina

[15]  Habermas J., 1962 “Conocimiento e interés” Editorial Taurus, Madrid

[16] Greenfield S., 2009 “ ID: The Quest for Identity in the 21st Century” Editorial B.S.S,. España