Es habitual escuchar definir el momento histórico que vive el país como un momento complejo. Pero más allá de la retorica, la complejidad es un fenómeno que ha sido profusamente estudiado en el campo de la ciencia, y es la última versión comprensiva en la tradición de la teoría de sistemas.
En el lenguaje coloquial se suele usar el término “complejo” en situaciones caracterizadas por las dificultades y las complicaciones. La palabra deriva del latín complexus, cuyo significado es tejer o enlazar. Utilizada en la ciencia y en la filosofía, se refiere a sistemas compuestos por elementos que se relacionan entre sí de alguna manera, pero que en su comportamiento y en las manifestaciones de sus propiedades esas relaciones no resultan observables a simple vista.
¿Será esta condición de la “complejidad” la que genera ceguera de ciertos políticos, que cuando aluden a ella no dimensionan lo que significa tomar decisiones en momentos complejos? En momentos como los que vive el país hoy
Es merito principalmente de Edgar Morín, filosofo y sociólogo francés, el desarrollo de este enfoque científico que hoy se utiliza en diferentes disciplinas, como la filosofía, las matemáticas, la informática y las ciencias sociales.
Destacaré algunos de los principios del pensamiento complejo para fundamentar este análisis que se centrará en las ciencias sociales.
Esta tradición de pensamiento nuevo ha dado origen al estudio de los sistemas sociales también como fenómenos complejos. En estos sistemas complejos, hay dos características básicas: Primero son sistemas emergentes y, segundo, son auto- organizados. Fue el premio nobel de física 1977, Philip Warren Anderson. (2018) quien definió la complejidad como la ciencia de lo emergente.
Su auto-organización es, para los científicos de la complejidad, del denominador común entre el estudio de los embriones y neuronas en biología, como el de los huracanes en meteorología o el de los materiales magnéticos en electromagnetismo. Todos esos son sistemas que se originan bajo unas condiciones, tanto homogéneas como aleatorias, y terminan invariablemente dando lugar a sistemas de gran tamaño de una manera espontánea. Todos esos son fenómenos que ocurren cuando un sistema de elementos relativamente simples se organiza espontáneamente y sin leyes explícitas hasta dan lugar a un comportamiento inteligente.
Paul Krugman, (1996) Premio Nobel de Economía 2008 , asume en su crítica a la economía de mercado el concepto de emergencia sistémica, y el carácter espontáneo y autoorganizado de los sistemas sociales y económicos y muestra cómo surgen los huracanes desde esta perspectiva. Un día cualquiera, dice, el aire que cubre un espacio de océano tropical no se distingue en nada del resto del océano, solo que la presión puede ser algo inferior. Sin embargo, en los días siguientes, la baja de presión se acentúa como resultado de un proceso de autoconsolidación: el aire que asciende arrastra consigo vapor de agua que, al alcanzar cierta altura, se condensa, liberando con ello calor el cual a su vez reduce la presión aún más y provoca la ascensión de masas de aire, hasta convertir esa determinada zona de la atmosfera en un vórtice gigantesco de movimiento centrifugo. Se ha dado nacimiento a un tornado y consiguientemente a un huracán.
Respondiendo al principio de recursividad el sistema atmosférico hace imposible que el proceso se pueda detener.
Esta interesante descripción de este autor para mostrar el fenómeno de la emergencia y autoorganización de los sistemas, nos permite observar como emerge un fenómeno social y político que puede resultar en una crisis o una catástrofe. Su inicio es un proceso micro que se cruza con procesos macro y surge una nueva realidad que según el curso que siga el proceso puede ser un camino virtuoso o bien vicioso o frustrante.
La perspectiva científica
Invito a mirar el momento complejo que vive Chile desde esta perspectiva científica. Para responder a esta invitación es menester abandonar el paradigma positivista causalista que domina el campo de los análisis políticos y sociales en nuestro país y el mundo en general.
Primero partiré asumiendo tres principios que le dan a los sistemas complejos el carácter de sistema, Me refiero a los principios de relación, diálogo, multidimensionalidad y recursividad. Segundo, asumiere los aportes de la cibernética a la comprensión de la complejidad en cuanto esta es la ciencia de los sistemas que buscan el equilibrio realizando cambios necesarios para ello. Esa es la ciencia de la estabilidad y el cambio. Desde esta mirada los sistemas son sistemas conservadores ya que lo que les da su identidad es lo que se conserva, no lo que cambia.
Esto sistemas en su proceso de desarrollo se comportan siguiendo una trayectoria de abajo hacia arriba (botton up) o de adentro hacia afuera. Asimismo ese camino no es lineal sino circular a la manera de un espiral. Por lo tanto, muestran momento de avance y momentos de aparente retroceso para seguir avanzando. Los sistemas complejos muestran este comportamiento como los procesos naturales y las curvas de aprendizaje. Parten de niveles bajos hasta aproximarse a un clímax y después de un periodo se conducen con una fuerte de aceleración intermedia. Esta función en los sistemas complejos es descrita en su evolución denominándose función sigmoidea.
El desarrollo del proceso político y social de Chile en la mirada larga de los últimos 58 años muestra esas características. Desde triunfo de Frei Montalva en 1964 se inaugura una fase de cambios de gran envergadura en que es profundizada con el triunfo de Allende en 1970. Ni obstante estos avances son llegados adelante por fuerzas políticas diferentes que no logran una convergencia unitaria. De este modo el 36,6% con que triunfa la UP no es fuerza suficiente para sostener el proceso de cambios y, desde el punto de vista de la complejidad, se generan círculos viciosos impulsados por las fuerzas contra el cambio que terminan finalmente frustrando el proceso. Como las fuerzas contra el cambio tampoco cuentan con la fuerza social necesaria, para cumplir sus objetivos programáticos deben sumar la fuerza militar para sostenerse por 17 años en el poder con un régimen brutalmente represivo y autoritario.
Las fuerzas contrarias al cambio estructural de la sociedad chilena no pueden sofocar estos impulsos y terminan cediendo el poder a un conglomerado político heterogéneo, que siendo progresista termina solo básicamente administrando el modelo de la dictadura. Esto genera un aumento de las desigualdades socioeconómicas y la injusticia social que crea las condiciones para que después de 30 años en el poder, de nuevo se demande un cambio esta vez mediante un estallido social.
Lo que me interesa demostrar en este análisis es que la salida al estallido social crea las condiciones para que Chile retome el camino de los círculos virtuosos que le permitirán superar su crisis. Esta surge de la incapacidad del sistema para que ella sea resuelta con los mecanismos políticos, economices y sociales vigentes. El plebiscitó de 2020 abre el camino a un nuevo proceso, pero ahora pro primera vez en la historia con una voluntad de cambio expresada democráticamente por el 80% de la población.
Demostrando una madura conducta política el país realizó con la Convención Constituyente una discusión usando el instrumento que el propio pueblo eligió El resultado como era de esperar no es de 100% de consenso. Pero en todo caso es un proceso que conlleva la fuerza social suficiente para avanzar en el camino del cambio de estructuras de la sociedad chilena. No obstante, surgen desacuerdos en la evaluación del proceso que ponen en riesgo el mismo, desde el momento en que las fuerzas contrarias al cambio suman ahora el disenso de quienes no están conformes con la propuesta de la Convención Constituyente…
A la luz de este análisis y utilizando la perspectiva de la complejidad es posible observar que de imponerse la postura de rechazo se sepultara un proceso virtuoso que permite avanzar en los cambios que la sociedad chilena requiere. A cambio de ello se impondrá un proceso de polarización que re-instalaría una crisis de gobernabilidad como la que se género en 1973 dando paso a un proceso viciosos.
Quien no aprende de la historia está obligado a repetirle. Chile no puede darse el lujo de repetir lo vivido entre los años 64 y 73 del siglo pasado. Esto porque este país tomo conciencia de la inviabilidad del cambio por el camino del Gobierno con apoyo de un tercio del país y, por tanto, la necesidad de convergencia de las fuerzas progresistas para lograrlo en un proyecto común. . Para ello estas deben pensar mas en Chile del futuro que en sus premisas ideológicas, por cierto legitimas, pero que pueden ser hoy un obstáculo para avanzar. El único lujo que no se pueden dar las vanguardias políticas progresistas es el de llevar a las masas, que con su movilización dieron origen a este proceso, a una derrota.
¿Una salida posible?
Primero para encontrarla: cambiar las matrices de distinción para observar el fenómeno de la protesta social. ¿Qué quiso decir la gente en Octubre del 2019? No sé exactamente, solo sé que planteo que el país no podía seguir por el camino que estaba siguiendo. Esa es mi lectura. Esto es que hay necesidad de un cambio, No dijo cómo hacer ese cambio, solo insinuó temas y problemas que requieren ser abordados y solucionados. No obstante, abrió al país a un dialogo que finalmente cristalizo en la creación de una Convención Constituyente que propusiera un marco jurídico nuevo para hacer los cambios. El desafío era construir un nuevo mundo de significados que para que sean productivos tienen que ser compartidos.
Vivimos en mundos de significado que están íntimamente relacionados a la acción. Estos mundos están construidos dentro de relaciones dinámicas que hacen que nuevos mundos sean posibles El problema es que no siempre los mundos de significados se interceptan dando origen a resultados creativos, a veces entran en conflicto y pueden llevar a la alienación, la agresión socavando las relaciones. Este es el riesgo mayor que se vive en el Chile de hoy.
Es mi parecer que nos somos ajenos al mayor giro transformacional de occidente, en que el énfasis en el individuo como fuente de razón conocimiento está siendo reemplazado por una mirada de la razón y el conocimiento como íntimamente ligados los procesos de relación Como sostienen algunos cientista sociales[1] se está abandonando la mirada del individuo como “átomos de la sociedad” para pasar a la consideración de los procesos de relación como fuente de todo lo que consideramos como real, racional y bueno.
Si nos situamos en esta perspectiva asociada a la complejidad, tendremos que asumir el principio básico ella que es el dialogo como instrumento para construir relaciones .De este modo, lo que no puede interrumpirse en el proceso complejo que vive el país es el dialogo entre los actores sociales. Lamentablemente esto es lo que se corre el riesgo de que acontezca por el formato en que se diseño la consulta plebiscitaria. Un proceso de la envergadura de construir una nueva Constitución no puede quedar entregado a la respuesta a una pregunta con solo dos alternativas cerradas.
Para darle continuidad al “proceso constituyente” apoyado en una amplia participación ciudadana, el plebiscito debiera contener a, lo menos, una precisión en la respuesta la pregunta de rechazo o apruebo. Esto se habría logrado si ambas alternativas incluyeran la posibilidad del electorado de pronunciarse si su aprobación o rechazo a la propuesta era total o parcial. Se habría logrado esto, si en la papeleta existiera esa posibilidad como lo muestra esta grafica a modo de ejemplo:
El resultado de la respuesta a esta pregunta obligaría a continuar con el proceso si la necesidad de reformas en el texto obtiene una votación superior al 50% en alguna de las dos alternativas. Los procedimiento para la continuidad deben quedar definidos claramente de manera de garantizar que el proceso siga siendo radicado en los verdaderos constituyentes, esto es, el pueblo de Chile De esta manera, se salvaría el proceso llevado a delante por la Convención Constituyente que habría cumplido con entregar una “propuesta” no una nueva Constitución.
Los pueblos se dan oportunidades históricas que pueden ser aprovechadas o frustradas. Chile vive uno de esos momentos, que aunque complejo por si mismo, aun tiene abierta las posibilidades de orientar su proceso de cambios necesario como sociedad siguiendo una ruta democrática.
[1] Gergen K., Comunicación personal con el autor de este articulo